La descomposición del estado costarricense y la putrefacción de los partidos políticos

Por Juan Diego Castro Fernández

La perversión parlamentaria y la perversidad de los diputados-jueces- inquisidores (entre ellos un atorrante condenado por sus pillerías viceministeriales), es sólo una muestra superficial de la podredumbre sistémica del estado costarricense.


El monstruoso poder judicial, obra nefasta de los partidos políticos, es el “frankenstein” de la tercera y corrupta república (1989), adueñado de competencias ejecutivas y legislativas, ineficaz, lerdo muy lerdo y carísimo, quebrantador consuetudinario del principio de justicia pronta y cumplida, controlado por la #corteprofunda.


El charlatán e incapaz poder legislativo, costosísimo y despilfarrador, controlado por una peste gigantesca y mañosa de asesores enquistados en el laberinto de Cuesta de Moras, esos ocultos bacilos politiqueros que cada cuatro años y en pocos meses, contaminan a los nuevos diputados, convirtiéndolos en sus marionetas de egos inflados. Esa masa nauseabunda y mañosa de los añejos carteles electorales que sigue mandando en la asamblea legislativa.


El poder ejecutivo, cercenado por sus cepos normativos obsoletos y alejados de la esencia constitucional, controlado por la eterna burocracia parasitaria, militante agazapada de los partidos corruptos, dañina y vagabunda.


En los tres poderes, el más desprestigiado desde hace decenios es el legislativo. No hay discusión. La responsable del desmadre: la nata demagoga y vividora de cientos asesores que tiene en sus manos los hilos del oscuro teje y maneje parlamentario, incapaz de generar proyecto de ley alguno.
Las comisiones, meros autos de fe, checas totalitaristas y las salas de tortura dictatoriales, son el quehacer principal del decadente parlamento criollo.


La estupidez y la ilegalidad de los interrogatorios diputadiles, vergonzosos y ridículos, constatan el pésimo nivel de muchísimas curules apoyadas por el silencio y la mediocridad de las demás. La costosa labor parlamentaria es desperdiciada, cuatro días a la semana, en las “comisiones cadalso”, para denigrar a los “interrogados”, trocándolos en bagazo que combustiona los fogones humeantes de la #prensacanalla, para atarantar a la plebe manipulable, desprestigiar al gobierno, frustrar a la sociedad civil y arrasar el terreno electorero municipal 2024… Bajar al mínimo el número de votantes en cada cantón, para que los carteles partidarios sigan controlando y corrompiendo las alcaldías y los consejos municipales.


El tiovivo mediático politiquero no para. ¿Y usted compatriota todavía se deja engañar?

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